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La placenta previa ocurre cuando la placenta decide insertarse demasiado abajo en el útero, cubriendo parcial o totalmente el orificio cervical interno (OCI). Esto puede causar algunos inconvenientes en el embarazo, especialmente durante el tercer trimestre, pero con un buen seguimiento médico, se puede manejar y controlar sin mayores sustos.
Si estás aquí es porque alguien de tu círculo o tú misma padeces de placenta previa. Aunque suene complicado, tranquila, te voy a explicar todo como si estuviéramos tomando un café. Porque, como ginecóloga, he visto antes casos como este. Respira hondo y acompáñame en este recorrido.
¿Por qué ocurre y a quién le pasa?
Entre el 0.25% y el 0.5% de las embarazadas se verán afectadas por la placenta previa. No es un problema común, aunque tampoco es tan raro que pueda aparecer. Sin embargo, sí debes saber que no es algo que puedas evitar que ocurra, aunque sí se han descubierto algunos factores que aumentan la posibilidad de que este problema ocurra.
Por ejempo:
- Si has tenido una cesárea previa.
- Si has tenido cirugías uterinas anteriores, como la extracción de miomas uterinos.
- Si has tenido varios embarazos.
- Si te quedas embarazada con más de 35 años
- Si fumas (una razón más para dejarlo si todavía no lo has hecho).
Tipos de placenta previa (o qué tan abajo está)
Existen distintos tipos de placenta previa, en función de lo abajo que esté y de cuánto cubra el oficio cervical interno (OCI).
En función de ello, podemos hablar de:
- Placenta previa total: Lo cubre por completo. No hay debate, aquí la cesárea es obligatoria.
- Placenta previa parcial: Cubre una parte del OCI, así que el parto vaginal es poco probable.
- Placenta de inserción baja: No cubre el OCI, pero está cerca (a menos de 2 cm), así que dependiendo de cómo evolucione, podríamos valorar un parto vaginal.
Los síntomas de la placenta previa: lo que podrías notar
El síntoma estrella de la placenta previa es el sangrado vaginal. Es indoloro y aparece de forma repentina durante el segundo o tercer trimeste. Si te pasa, no debes ignorarlo, pero tampoco entrar en pánico. Lo que debes es avisar a tu ginecólogo y acudir a urgencias para que te realicen una valoración.
Durante este proceso puede haber contracciones o sensación de presión, pero la característica más habitual es ese sangrado inesperado.
Diagnóstico: ¿Cómo se confirma?
La mejor forma para diagnosticar la placenta previa es una ecografía. Ante este tipo de situaciones en el embarazo, no es recomendable realizar tactos vaginales para no provocar sangrados.
De esta forma, gracias a la ecografía, podemos obtener toda la información que necesitamos. Puede ser de dos tipos:
- Ecografía transabdominal. Puede darnos una pista inicial.
- Ecografía transvaginal. Ofrece una mejor imagen.
Tengo placenta previa, ¿y ahora qué? Así se maneja según tu caso
Existen distintos tratamientos, según el tipo de placenta previa o los síntomas que presentes. Así se maneja cada una de ellas en función de tu caso.
Si no tienes síntomas (asintomática)
- Controles ecográficos mensuales desde la semana 28 hasta la 36.
- A las 36 semanas decidimos la mejor vía para el parto.
Si hay sangrado (sintomática)
Dependiendo de la gravedad:
- Sangrado leve o moderado:
- Reposo relativo (tampoco es que no puedas moverte, pero evita esfuerzos).
- Monitorización fetal frecuente.
- Valoración de control analítico y/o reserva de sangre.
- Sangrado severo o inestabilidad:
- Ingreso en el hospital para un mejor control y seguimiento.
- Si es necesario, pueden realizarse una transfusión sanguínea en función de la gravedad del sangrado.
- Podrían administrarse corticoides para ayudar a que los pulmones de tu bebé maduren mejor, a partir de la semana 24 hasta las 35 semanas.
- Reposo total por un tiempo para estabilizar la situación y asegurarnos de que todo vaya bien.
¿Cuándo y cómo nacerá tu bebé?
- Si la placenta cubre el OCI: El nacimiento de tu bebé será mediante cesárea, entre las 37-38 semanas.
- Si hay sangrados recurrentes: Muy probablemente será una cesárea antes de las 37 semanas.
- Si la placenta está a 11-20 mm del OCI: Podría intentarse un parto vaginal (y con éxito en un gran porcentaje de los casos).
¿Puede haber complicaciones?
En la mayoría de los casos, con el seguimiento adecuado, todo va bien a pesar de un embarazo con placenta previa. Sin embargo, hay algunos aspectos que los ginecólogos debemos vigilar de cerca durante la gestación.
- Sangrado abundante: En algunos casos, puede haber hemorragias en el tercer trimestre, pero con control médico, se puede actuar rápido.
- Parto antes de tiempo o parto prematuro: A veces, la placenta previa obliga a adelantar el parto. Si esto ocurre, tomamos medidas para que tu bebé esté lo mejor preparado posible.
- Cirugía mayor (pero es poco común): En casos muy raros, si el sangrado no se detiene, podríamos tener que hacer una intervención más grande, como extirpar el útero. Pero esto no es lo habitual, así que no te agobies.
Lo importante es que si sigues los controles y las indicaciones, podemos anticiparnos y evitar complicaciones.
Recomendaciones para llevar mejor la placenta previa
- Evita las relaciones sexuales si tienes sangrado.
- Evita el estrés.
- Descansa lo que puedas, y en la medida de lo posible.
- No realices ejercicio intenso ni levantes peso.
- Sigue al pie de la letra las recomendaciones y controles que haga tu ginecólogo.
Conclusión: Respira, que todo estará bien
A priori, la placenta previa puede sonar algo aterrador. Sin embargo, con el cuidado adecuado, la mayoría de los embarazos terminan bien. Lo importante es estar informada y seguir las indicaciones médicas.
En caso de dudas, mi recomendación es que siempre hables con tu ginecólogo. No estás sola en ello y, como equipo médico, tomaremos las medidas para que tanto tú como tu bebé estéis bien.

Dra. Mireia Castilla
Médica especialista en Ginecología y Obstetricia vía MIR en Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona)
Número de colegiado: 57948
Miembro de la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)