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Embarazo y cuerpo: ¿Cómo nos afecta? Una historia de amor, hormonas y transformación
Desde mi experiencia como ginecóloga y mamá, quiero ofrecerte una guía cercana y rigurosa sobre lo que ocurre en tu cuerpo durante el embarazo, para que puedas vivirlo con mayor comprensión y confianza. Porque estar embarazada no es solo ver crecer la barriga o pensar en nombres!
Es una auténtica revolución desde la raíz hasta la punta del pelo. Y tu cuerpo, aunque no siempre te lo explique claramente, está haciendo maravillas.
Así que vamos a hablar de eso: de lo que realmente pasa dentro de ti cuando estás creando vida. Te lo voy a contar como lo hago en consulta, con la claridad que necesitas y el acompañamiento que toda mujer merece en esta etapa.
Tu cuerpo en modo creadora
El sistema reproductor se pone a trabajar desde el minuto uno
El útero pasa de pesar 50 gramos (como una mandarina) a casi 1 kilo (como un melón pequeño). Es como si estuviera redecorando su interior para que el bebé esté cómodo, tenga espacio, y esté protegido.
La vagina se vuelve más vascularizada y el flujo aumenta. A veces puedes notar más humedad o incluso cambios en el color. Tranquila, es normal.
Las mamas, desde el segundo mes, empiezan a crecer y a sentirse más tensas de forma progresiva. Las venas se notan más y el pezón se oscurece. Todo esto es tu cuerpo diciendo: “oye, hay que prepararse para alimentar”.
Tu corazón late por dos (literalmente)
El volumen de sangre en tu cuerpo aumenta hasta un 50%. Imagina que tu sistema circulatorio se convierte en una autopista con mucho más tráfico.
El gasto cardíaco sube entre un 30-50%, porque necesitas llevar oxígeno y nutrientes no solo a ti, sino también al bebé.
Tu frecuencia cardíaca también aumenta. Y aunque la presión arterial puede bajar un poquito por la dilatación de los vasos (gracias a la progesterona), esto es algo que controlamos de cerca.
Respirar también cambia
Conforme el útero crece, empuja el diafragma hacia arriba, y eso puede darte esa sensación de que te falta el aire, sobre todo al subir escaleras o al practicar ejercicio físico.
Pero también es cierto que respiras más profundo, y eso ayuda a oxigenarte mejor. La progesterona aquí también hace de las suyas, estimulando el centro respiratorio del cerebro.
Tus riñones se adaptan al nuevo ritmo
Los riñones aumentan de tamaño y trabajan como si hubieras doblado turno. La filtración glomerular aumenta hasta un 85%. Eso significa que es normal hacer pipí con más frecuencia.
Los uréteres también se dilatan y la vejiga está más comprimida por el útero. Por eso, esos paseos nocturnos al baño se vuelven tan frecuentes.
Sistema digestivo: entre náuseas y estreñimiento
Ay… la beta-hCG (gonadotropina coriónica). Esta hormona es la culpable de las náuseas, especialmente en el primer trimestre. Algunas mujeres las sienten de forma leve, otras más intensamente. Es molesto, pero disponemos de tratamientos tanto naturales como farmacológicos que pueden ayudar a sobrellevar estas molestias, que son, en la mayoría de casos, pasajeras.
La motilidad intestinal se enlentece (gracias otra vez, progesterona), lo que lleva al estreñimiento y a veces acidez. Muchas también desarrollan hemorroides por esto y por el aumento de presión pélvica.
Tu esqueleto también se mueve
Tu columna lumbar se curva más (esa famosa “postura de embarazada”) y la pelvis se vuelve más flexible gracias a una hormona llamada relaxina. Todo con el objetivo de prepararte para el parto. Pero sí, puede traer consigo dolor de espalda, hiperlaxitud de articulaciones y sensación de pesadez.
La piel habla: manchas, estrías y cambios
Puede aparecer cloasma (manchas marrones en la cara) y la famosa línea alba en el abdomen. Tranquila, muchas de estas pigmentaciones son pasajeras y desaparecen tras el parto.
Las estrías gravídicas, esas rayitas en la piel, aparecen por la distensión rápida. No desaparecen, pero se pueden atenuar con el tiempo. Y recuerda: son una especie de tatuaje que cuenta una historia.
Cambios hormonales y hematológicos
El volumen plasmático aumenta más que el número de glóbulos rojos, por eso puedes desarrollar una anemia fisiológica. Es normal, pero lo vigilamos de cerca.
Las hormonas (progesterona, estrógenos, beta-hCG) regulan todo: desde tu estado de ánimo hasta el metabolismo. Algunas mujeres me dicen que sienten que están en una “montaña rusa emocional”, y es totalmente válido.
Todo esto, ¿es normal?
Sí. Todo esto es parte del proceso fisiológico del embarazo. Pero que sea normal no significa que tengas que pasarlo sola o restarle importancia a lo que sientes. Cualquier cosa que te preocupe, cuéntasela a tu ginecólogo. Estamos para eso: para escuchar, para guiar y para cuidar y ofrecer soluciones a tus inquietudes.
El puerperio: la vuelta a ti
Tras el parto, muchos de estos cambios comienzan a revertirse, pero no todos al mismo tiempo. Algunas cosas cambian para siempre, otras se ajustan poco a poco. Dale tiempo a tu cuerpo. Ha hecho algo inmenso.
En resumen: tu cuerpo sabe lo que hace
El embarazo es un proceso impresionante, y tú eres la protagonista.
Recuerda siempre que, si algo te hace ruido, si tienes dudas, si algo no encaja… consulta con tu ginecólogo. Yo siempre digo: ningún temor pequeño merece ser callado.
Gracias por estar aquí, por leerte, por escucharte y por cuidarte. Te abrazo con el corazón lleno de respeto y admiración por lo que estás viviendo.
¡Hasta pronto!

Dra. Mireia Castilla
Médica especialista en Ginecología y Obstetricia vía MIR en Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona)
Número de colegiado: 57948
Miembro de la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)